sábado, 25 de julio de 2009

RECUPERANDO MI VIDA SOCIAL


Desde que nació mi gordo mi vida social pasó a un segundo plano y no solo eso si no que me he despreocupado de todo lo que no sea mi bebé y todo lo que le rodea, el resto (recibos, citas médicas, cumpleaños, amigos....) lo he dejado a su libre albedrío y sinceramente tampoco me preocupaba, supongo que influye mucho el hecho de que no trabaje.

Pero ha llegado el momento en que mis neuronas han reaccionado y me han avisado de que existe vida más allá de estas cuatro paredes y personas que miden más de 80 centímetros

Y en esa tarea de recuperación de mi vida social, quedé el otro días con un amigo para tomarnos unas cañitas en una terraza. Mi chico no pudo venir porque trabajaba y el plan era esperarle hasta que saliese del trabajo para que se tomase algo con nosotros y la mujer de mi colega no vino porque antes de salir decidieron montar una Escena de matrimonio.

Allí estábamos los tres, los adultos hablando de nuestras cosas, recuperando cotilleos de empresa y poniendo a parir a los mandos (que es nuestro deporte favorito) y a mitad de la caña el enano decide que se aburre y que quiere levantarse a recorrer el mundo. SE JODIÓ LA CAÑA

Es increible el poder de convicción que tiene un bebé de catorce meses, nos tomamos la cerveza deprisa y corriendo, pagamos deprisa y corriendo y nos deseamos que la próxima fuese más larga y más relajada.

Yo que hice terapia intensiva para librarme de las dependencias y ahora me veo que para recuperar mi perdida independencia tengo que depender de el padre de la criatura para que se quede un rato con el nene

La foto, aunque es evidente, es de Maitena

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