lunes, 28 de septiembre de 2009

Esperando


Después de un largo silencio me he animado a sacar fuerzas para escribir, aunque sea unas líneas.

Agosto queda ya un poco lejos y las vacaciones quien mejor las resumió fue una amiga que me dijo "un mes de vacaciones se hace tan largo que te da hasta tiempo de pensar en las ganas que tienes de volver a casa" y tiene toda la razón, además nos ha dado tiempo para plantearnos otro estilo de descanso.

Como no he abandonado mi vena de estudiante septiembre sigue siendo para mi comienzo de año y todos los buenos propositos que la gente hace en año nuevo yo los hago en este mes. Pero esta vez el mes comenzó con sorpresa que borró de un plumazo todos los buenos propósitos para este curso: estoy embarazada. Y como la noticia me ha sentado como si me tirasen un jarro de agua fría desde que me enteré me encuentro en estado de shock que es la mejor palabra para describir una mezcla de disgusto, incredulidad, esperanza, ilusión, expectativa y, tal vez, algo de pasotismo.

Es curioso que en estos casos suele salir siempre algún psicólogo de pacotilla que incapaces de manejar sus vidas intentan que manejes la tuya... ¡¡Haber, señores!! no estoy deprimida, ni enferma, ni angustiada, estoy embarazada y deseo este embarazo. Que sea el mejor momento para mi es otra cosa, pero a pesar de ese estado de shock sigo siendo tan feliz como antes, no ha afectado para nada a mi estabilidad mental ni emocional y sigo mirando la vida con optimismo (ya hablaremos el año que viene) no necesito monsergas ni sermones ni miradas de compasión porque, entre otras cosas yo no puedo permitirme el lujo de estar triste porque tengo un pegotillo que depende de mi y que constantemente me dibuja una sonrisa y ese es el mejor antidepresivo que existe y el mejor aliciente para repetir la experiencia.