domingo, 12 de agosto de 2012

Il dolce far niente




Hay días que ya desde que te levantas de la cama te dejas llevar...

Miras la agenda y un domingo como hoy decides dedicarte a cosas vanales como limpiar el buzón de correo, ponerte al día con esos vídeos que tienes pendientes por ver... Hacer un gráfico que defina mis metas y que después lo cuelgue en la nevera... En la agenda y lo ponga hasta de salvapantallas en el ordenador...porque...¿qué se puede hacer más productivo un domingo de agosto?...

El problema viene cuando mi cuerpo y mi cabeza entran en conflicto: mi cuerpo me pide irme a una piscina y hacerme 10 largos en una olímpica porque eso me dejaría como nueva, que necesito actividad y relacionarme con la gente porque llevo 6 días en los que el único contacto que tengo con los humanos más allá del manido "Buenos días" "Parece que hoy tenemos más calor" es la poca conversación que me pueden dar dos niños de 2 y 4 años o su padre demandándome "Su Regalito" se reducen a, escasamente, 3 horas.

Pero mi cabeza dice que no puede más, que no alcanza ni para buscar las pocas palabras que voy a poner en este post y que ni siquiera siente envidia por una fiesta con paella o un baño en aguas heladas en un pueblo de la sierra y que meterle más información sería hasta contraproducente.

Y yo que procuro hacerle caso a mi cuerpo porque si algo he aprendido a lo largo de esta vida es que la naturaleza es sabia hoy me tomo el día de relax y dejo pasar las horas navegando a la deriva que ya mañana será otro día "y saldrá el tonto de los espárragos" ¡Eso sí, sin perder la sonrisa"


 "Comienza tu día con una sonrisa y verás lo divertido que es ir por ahí desentonando con el mundo"




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